Por ejemplo, la serpiente australiana segrega una toxina de su veneno que baja la presión arterial y la estabiliza tal como lo hacen los medicamentos antihipersentivos. Eso se logra por la síntesis de un péptido en su veneno muy similar a uno que produce de manera natural nuestro organismo cuando sufrimos un infarto, el cual ayuda al cuerpo a sobreponerse del evento cardiovascular. Solo que la cantidad que segrega el reptil es mayor.
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