Un apodo bien ganado. A los 12 años de edad, el que llegaría a ser el zar de Rusia Ivan IV el Terrible, empezó a torturar animales por divertimento, y arrojaba gatos y perros al vacío desde las almenas del Kremlin para observar cómo se estampaban contra el suelo. Su primer crimen político conocido ocurrió en 1543 (a los 14 años) al ordenar que Andrei Chuiski, jefe del clan boyardo mas influyente de Rusia, fuera arrojado a los perros hambrientos. En 1555 ordenó la construcción de la iglesia de San Basilio en Moscú, quedó tan complacido con la obra que mandó dejar ciegos a los arquitectos para que no pudieran proyectar nada mas hermoso.
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