¿Puede haber algo más desagradable que el sonido de unas uñas arañando una pizarra? Es una sensación incómoda e insoportable que casi ninguno de nosotros podemos aguantar pero, ¿a qué se debe? Según los expertos, es una reacción casi instintiva heredada de nuestros ancestros.
Los sonidos fuertes y agudos nos ponen en alerta, nos invitan a escapar, a huir. Se sabe que al rascar las uñas sobre una superficie similar a una pizarra se consigue emitir un sonido con una frecuencia muy fina y desagradable para el oído humano. Esta grima casi natural es, pues, un reflejo instintivo heredado.
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