No mucho despues de que introdujo los hot dogs a los juegos de baseball de los Gigantes de Nueva York, el concesionario Harry Stevens notó que cuando los aficionados tomaban de sus botellas de refresco, tenían que quitar su vista del juego por un momento. Stevens sabía que en la era de los egipcios antiguos la gente tomaba por unas cañas huecas, y pensó que algo así serviría durante un juego de baseball. Así que contrató a un fabricante de papel para que enrollara algunos popotes (pajillas, straws) con el papel y comenzó a incluirlos con cada refresco que vendió. Esto incrementó sus ventas, e hizo de los popotes una parte permanente de la cultura Norteamericana.
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