En tiempo de los caballeros de armadura, se saludaban levantando la visera de su casco para mostrar su cara. Cuando los yelmos dejaron de usarse, los hombres para saludarse alzaban sus sombreros. Con el tiempo los militares abreviaron esta costumbre a un simple toque en el ala del sombrero, lo que los llevo hasta el saludo que emplean actualmente.
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