Cuenta la leyenda que Sessa, inventor del ajedrez, presentó el juego a
Sherán, príncipe de la India, quien quedó maravillado de lo ingenioso
que era y de la variedad de posiciones que en él eran posibles. Con el
fin de recompensarle, le preguntó qué deseaba. Sessa le pidió un corto
plazo para meditar la respuesta. Al día siguiente se presentó ante el
soberano y le hizo la siguiente petición: «Soberano, manda que me
entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero de
ajedrez, dos granos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la
cuarta, y así sucesivamente hasta la casilla sesenta y cuatro». Sessa
pedía, por tanto, que le recompensaran con el siguiente número de
granos: 1 + 2 + 2 2 + 2 3 + 2 4 + … + 2 63 ; ¡más de 18 trillones!, que
es la cosecha que se recogería al sembrar 65 veces toda la tierra. Por
supuesto que el príncipe no pudo cumplir su promesa.
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