El primero en usar la coma para separar la parte decimal de la
fraccionaria fue el astrónomo italiano Giovanni Magini. La invención de
los logaritmos generalizó el uso de los números decimales y el escocés
John Napier, inventor de los logaritmos neperianos, recomendó en 1617 el
uso del punto; el caos siguió durante todo el siglo XVIII aunque al
final solo quedaron en competencia el punto y la coma. En el continente
europeo el asunto se resolvió en 1698, cuando Leibnitz, propuso usar el
punto como símbolo de multiplicación (“en lugar del signo x, que se
confunde con x, la incógnita”); quedó así la coma para separar la parte
decimal del número. En Inglaterra, sin embargo, donde se habían cerrado
las puertas al alemán Leibnitz, se siguió utilizando el símbolo x para
la multiplicación y el punto para separar los decimales. En España y
América también se usó, y se sigue aceptando, la coma elevada.
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