Arquímedes , pariente y amigo del rey Herón de Siracusa, le escribió una
vez que con cualquier fuerza dada es posible mover cualquier peso dado
(si hubiera otro mundo al que pudiera ir, podría mover el nuestro).
Herón se asombró y suplicó que hiciera lo posible para llevar a cabo su
proposición, y que le enseñara algún gran peso movido por una fuerza
pequeña. Arquímedes pidió que un barco de tres mástiles de la flota real
fuera remolcado a la playa con grandes esfuerzos de muchos hombre y,
después de subir a bordo muchos pasajeros y la carga acostumbrada, se
sentó a cierta distancia de la nave y, sin mucho esfuerzo, pero
lentamente, puso en movimiento un sistema compuesto de poleas con sus
manos, tiró de la nave uniformemente hacia él como si estuviera
deslizándose por el agua.
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