Los animales y plantas son conocidos por un nombre común, el cual puede variar según el idioma, la cultura, la geografía... Sin embargo, para evitar errores, los científicos identifican cada especie por su “nombre científico”, formado por dos palabras que suelen escribirse en cursiva. La primera es el género y la segunda es propiamente la especie. Puede haber varios animales o plantas del mismo género. Por ejemplo, el ser humano es identificado como Homo sapiens y es el único representante actual del género Homo. En cambio, en España hay dos tipos típicos de palmeras del género Phoenix: La palmera canaria (Phoenix canariensis) y la palmera datilera (Phoenix dactylifera). Si la especie es un híbrido, se pone una x separando el género y la especie. Por ejemplo, el típico árbol llamado Plátano de Sombra es un híbrido entre dos especies y su nombre científico es Platanus x hispanica. Dentro de una especie puede haber distintas variedades o cultivares. Por ejemplo, el manzano (Malus domestic) tiene muchas variedades que producen manzanas de distintos tipos (Golden, Reineta, Fuji...).
A veces, a este nombre científico binomial se le añade como tercer nombre el del científico que designó a la planta o una abreviatura de ese nombre. De esta forma, el peral se denomina como Pyrus communis L., donde la letra L designa a Carl von Linné (Linneo o Linnaeus) (1707-1778), un médico sueco que fue, precisamente el que desarrolló esta nomenclatura binomial de las especies. Respecto a las plantas, Linneo dio un enfoque revolucionario al basar su clasificación según las flores y las partes reproductoras, ya que estas partes son las menos influenciadas por los cambios medioambientales. Antes de Linneo, y desde tiempos de Teofrasto (370-285 a.C.) se intentó clasificar las plantas según la forma de las hojas, el tamaño de la planta, colores...
Por otra parte, una familia es una agrupación de géneros. Por ejemplo, las palmeras pertenecen a la familia de las palmáceas, familia que incluye 212 géneros y cerca de 2780 especies. Las especies de una familia tienen características comunes. Así, las palmáceas se caracterizan por tener un tronco sin ramificar con un penacho de hojas en el extremo, y el tronco o estípite no tiene crecimiento secundario (en grosor), excepto en su juventud, cosa que ocurre en todas las plantas monocotiledóneas, y no en las dicotiledóneas o multicotiledóneas (como las pináceas).
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