Esclavos en Roma
En Roma, la principal fuente de aprovisionamiento de esclavos era la guerra; el expansionismo romano y sus continuas
campañas de conquista permitieron un flujo continuo desde los primeros tiempos de la historia de la ciudad y, de
manera especial, a partir de las guerras fuera de la Península italiana; tras la toma de Tarento en el año 209 a.C.,
durante la etapa final de la guerra contra Aníbal, se hicieron 30.000 esclavos entre sus habitantes. A partir de las
campañas de Grecia y Oriente, especialmente desde el siglo II a. C., el número de prisioneros alcanzó los centenares
de miles. Tan sólo tras la batalla de Pidna contra los griegos, en el año 168 a.C., su vencedor Emilio Paulo vendió
150.000 hombres. Julio César, tras sólo una de las batallas de la conquista de las Galias, aportó de golpe 53.000
prisioneros al mercado de esclavos de Roma. Algunos autores calculan que en total, tras varios años de campaña,
César hizo posible que cerca de un millón de prisioneros galos fueran destinados a la venta. Trajano, al regreso de
su segunda campaña contra los dacios en 109, trajo consigo 50.000 prisioneros. Un pollo con nombre de batalla
El "Pollo Marengo" nació el 14 de junio de 1800, entre el fragor de las batallas que libraron austriacos y franceses
en los alrededores de Marengo, pueblecito del Piamonte italiano. Mandaba las tropas austriacas el barón de Melas y
las francesas Napoleón Bonaparte. Eran las dos de la tarde y los franceses ya habían perdido dos batallas, tras
luchar desde las ocho de la mañana. El general Desaix propuso a Napoleón una tercera. "Allá usted", contestó éste,
"yo, por mi parte, me voy a comer".
El cocinero Dunand se las vio y se las deseó para satisfacer el impaciente apetito de su amo. Los austriacos habían
interceptado el suministro y en las cocinas francesas no quedaba ni mantequilla. Dunand envió a varios soldados para
que buscaran por los alrededores cualquier clase de alimento. Volvieron con pollos, ajos, tomates, cebollas, aceite,
huevos y cangrejos de río. Mientras el general Desaix volvía victorioso de la tercera batalla, Dunand triunfaba
también en la cocina, preparando los pollos con los ingredientes que le habían aportado y agregándoles coñac
mezclado con agua. No le fue difícil encontrar un nombre para el nuevo plato: Pollo Marengo.
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