Se mantienen en constante giro alrededor de la estrella
del sistema a la que llamamos sol, pero ninguno de ellos tiene gravedad
propia ni fuerza centrífuga, tampoco atmósfera, son solo rocas y
enormes trozos de hielo inertes que son atraídos por la gravedad de
Júpiter y la poca fuerza de gravedad de Marte. Por lo que se empujan
entre los planetas a estos pedazos de planetas, que circulan eternamente
en ese espacio.
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